jueves, 2 de octubre de 2008

periodistas...

Somos parte de la tradición periodística y sus malos hábitos corporativos, egoístas, parásitos superficiales de lo profundo, en fin, lacra, como el grueso de toda profesión sobre esta tierra, pero es a las excepciones a quienes les escribo, a quienes dedique mi vida a, los extremos a la derecha y a la izquierda de quienes se aprende, a quienes hay que mesurar…
Nosotros, dolientes hijoputas de todas las generaciones, eternos Penélope de un mecenas mesurador, que nos vampirice y nos deje movernos en un al menos moderno coche y comer en restaurantes respetables, a ellos también buenos mozos espadachines en busca de sustento para su verba---ustedes que acarician con manos de lija nuestras obras maestras no nos molesta sustentarlos a cambio de sus bellas monedas, es acaso el único reconocimiento real antes de nuestra muerte, donde estas, aun te espero querido proveedor, la irrefrenable avalancha de parlanchines de cabotaje nos entuertan con sus arteras tetras y nos sacan jugo a precio de promoción.

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