martes, 11 de diciembre de 2007

El manifiesto del circulo

Karina coleccionaba estrellas.
Las coleccionaba en forma de buenas notas, de sonrisas de caricias paternales.
Karina era una niña bella, su piel blanca imitaba el papel recién cortado de los boletos de colectivo, tenía algo de nuevo.En ella se podrían haber pintado las más retorcidas imágenes, que sin duda, hubieran exigido la lujuria del color,era un paramo desierto no tenía ni un lunar ni siquiera una peca.
Pero, Karina guardaba un icono secreto y personal en su inmaculado lienzo ausente de pigmentación.
Bajo su brazo a unos protocolares centímetros de su axila, aparecía repulsiva y lastimosa, hiriente como el asesinato de un anciano, una imagen, no era un simple tatuaje cosmético y vanidoso era una laceración enferma. Era la marca de la otra Karina.
Ella no tenía un alter ego, su vida tenía un paralelismo de tiempos, Karina la niña de trece años y Karina mujer…
Esa marca, funcionaba como una célula fundamentalista activa, era la redención de su belleza, escupía en la boca de la empatía.

Muerte del primer círculo

Primer año del polimodal, hacía calor, del incómodo, del húmedo, se respiraba ese aire particular y pesado de las aulas sin aire acondicionado. En el exterior una tormenta a punto de estallar.

Desde hace un rato largo Karina ya no es la niña, Karina viaja, cruza puertas de tiempo, Karina muta, ella es mujer, Siempre antes de cruzar esa puerta tiene la misma sensación, un miedo primal.

-Karina dame el chupete, Karina no podes entrar al jardín con chupete, Karina entrá por dios!! Karina mira incrédula el chupete en la mano de su madre.
Karina ya cruzó.

Muerte del segundo círculo

Toda la parte inferior de su cuerpo era un infierno de temblores, el calor se confundía con la temperatura del medio ambiente, no era la primera vez que estaba excitada, pero ese era un día especial, un día tan triste como todas las cosas especiales.

Karina quiere
Karina teme
Karina teme?
Karina quiere?
Karina quiere

Salió del colegio bajo una desesperada lluvia, su vagina funcionaba como un talismán húmedo y motivador. Solo le quedaba esperar.

Diez minutos intranquilos y acechantes.
Veinte minutos de ira.
Treinta minutos de resignación.

Ninguna de las Karina perdería tanto tiempo en un hombre, la carne comenzaba a sentir el antídoto del reloj, las contracciones de los músculos pélvicos y los cosquilleos ahora eran nauseas culpables, Karina niña conquistaba cuerpo, estaba cruzando la puerta, comenzaba a ser tiempo de su tiempo, comenzaba a sentir vergüenza de Karina adulta.

Muerte del tercer círculo

En sus cavilaciones se preguntaba si era Karina adulta que la invadía o era ella que buscaba esa mutación, ese pensamiento la atormentaba, pero ella era una niña y ya sabemos que los tormentos para los niños son todos pasajeros, por otro tiempo a Karina adulta esos temas no le importaban.

Karina se paró, hechó un vistazo final y empezó a caminar, Karina llegó a casa.

Karina quiere
Karina teme
Karina teme?
Karina quiere?
Karina quiere

Karina se masturbo con brutalidad animal.
Karina tuvo un orgasmo adolescente

Círculo abierto.

Cuento perteneciente al libro "La pereccion del circulo" que quizas alguna vez vea la luz